Ensayistas y escritores argentinos, latinoamericanos y extranjeros, de este y el siglo pasado, forman parte del catálogo de Mardulce Editorial, una propuesta donde lo diverso y lo contemporáneo cobran importancia.
En la última década, las editoriales independientes han sabido volver a estar presentes en el panorama de la edición argentina. Históricamente, Buenos Aires siempre fue una ciudad donde se publicaron libros, pero con el transcurrir del tiempo- y las crisis- muchas de ellas fueron, poco a poco, desapareciendo o siendo tomadas por empresas mayores. Pero el riesgo siempre existe y los valientes, también.
Una de las editoriales que aún se atreve es Mardulce Editora que, desde agosto del año pasado, apareció en escena para editar libros. Esos en los que cree. Libros de los buenos. Son catorce títulos encuadernados al modo tradicional porque así lo quieren sus directores generales Juan Zorraquín y Gabriela Massuh. También quiere mantener este formato (portada a color y foto blanco y negro) Damián Tabarovsky, director editorial de Mardulce, antes de Interzona. Esta nueva apuesta incluye ensayo y ficción, y su catálogo contiene a autores argentinos, latinoamericanos y extranjeros traducidos.
Les interesa lo diverso, lo ecléctico y eso es precisamente lo que le da originalidad a la editorial. Esa es la propuesta. Toman el riesgo y publican una primera novela de un autor joven como Selva Amada con El viento que arrasa; y, también, se serenan con los Ensayos literarios de José Carlos Mariátegui, reconocido ensayista peruano, muerto en 1930, o las crónicas de Antología Esencial de Carlos Monsiváis, el último escritor público mexicano.
A Mardulce Editora le interesa esa mezcla pero, sobre todo, le interesa lo contemporáneo. Si publica a autores de principios del XX o del XIX es porque en ellos se puede establecer un diálogo crítico con el presente. Es decir, les interesa un autor del pasado porque creen que aún esta vigente.
Ahora bien, la diversidad tiene un sentido. Algo une a su variedad de libros. Nos cuentan ellos mismos: “Más allá de la diferencia de géneros, estilos, épocas se comparte una cierta idea de riesgo estético”. Todos recorren un estilo apartado de los caminos tradicionales de la ficción y el ensayo. De más está decir que muchas veces ese riesgo va de la mano de la escritura joven, de los nuevos talentos con los que se aventura la editorial. Ahí es donde aparece con más fuerza el sentido de la originalidad, de los inesperado y lo asombroso.
Del mismo modo que en sus libros, el interés por lo que sucede hoy llevó a la editorial a crear un magazine online –se puede acceder desde la web de la editorial- que se propone como plataforma para la difusión y el aporte a discusiones del presente. Ahí se pueden encontrar ensayos que se preguntan por el mismo trabajo editorial, por la literatura argentina contemporánea, por las políticas culturales. Están satisfechos con este proyecto: ha empezado a ocupar un pequeño lugar en el espacio literario.
En la misma dirección están orientadas las mesas redondas que organizan en noviembre en su sede. Está claro: si bien su labor son los libros, les interesa que una editorial independiente se abra a la discusión sobre su propia praxis. Para seguir haciendo buenos libros.
Y es que publicar hoy aquí no es tarea fácil. Por un lado, el soporte material, papel y tintas, cuesta. Y por el otro, el riesgo de publicar algo en lo que uno cree, pero que no tiene masividad, también existe. El libro dejó de ser un artículo masivo; mucho menos es un objeto de prestigio. Sin embargo, sigue siendo un objeto para apasionados de la lectura, fieles o como ellos dicen locos: “la gente apasionada tiene algo de loca. La idea de hacer algo para locos no nos desagrada. Además, los locos son numerosos…”.
Revista Llegás
Agosto 2012