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¿Qué pasa cuando escribo?

1.

Este este está en construcción. Y comienza como un proceso de investigación honesto acerca de qué pasa cuando escribo. Qué pasa con mi creatividad. Qué pasa con mis emociones. Qué pasa con mi mente. Qué pasa con mi cerebro. Cuáles son los efectos de la escritura continua sobre uno mismo. Y con continúa me refiero a escribir al menos una vez por semana. Que ya me parece poco, en verdad. Escribir es como hacer gimnasia, para que se vean los resultados hay que subir la frecuencia. ¿Dos veces por semana? ¿Tres? ¿Todos los días? Cuanto más, mejor. Pero ¿de qué resultados hablamos cuando hablamos de escritura? 

Uno de las primeras cosas que ocurre cuando logramos sostener una continuidad con la escritura es que comenzamos a generar una relación. ¿Con quién? Podríamos decir que con la palabra y sería cierto, pero no sería del todo exacto. Comenzamos a generar una relación con nosotros mismos. 

Hay una satisfacción, un goce, en el momento de escribir. Sino gozáramos no lo haríamos. Hay un montón de ejemplos en la historia de la literatura de almas sufrientes y en pena que escribieron. Desde mi modo de entender el arte, la expresión, el propio ser humano, esas manifestaciones artísticas son para algún momento de nuestra vida, pero no nos acompañan siempre. No se convierten en nuestros clásicos. Son amores pasajeros. Amores de una noche, que quizás nos aporten compañía en algún momento, pero no permanecen a nuestro lado. 

El arte es goce. La escritura es goce. ¿Y qué es ese goce? Una degustación de uno mismo. Una degustación del espíritu podríamos decir. Sinos pusiéramos platónicos, o heideggerianos, podríamos pensar que somos acompañados por una idea espíritu, y que le damos cuerpo, a esa manifestación aún abstracta. Me gusta ese modo de pensar. Nos corre como individuos del centro de la escena. Somos una herramienta por la cual se manifiesta algo superior a nosotros. 

Cualquier punto de vista es una nueva narrativa. A veces cambiar algo dentro de nosotros implica cambiar lo que nos contamos. Y cambiar lo que nos contamos a veces lleva su tiempo y su inversión de energía. Uno está muy atado a narrativas antiguas. Pulverizar dentro de nosotros esas historias es darnos el permiso para habitar el vacío de nuevos relatos y crea una nueva narración. 

Entonces, primer punto. Escribir y hacerlo con cierta frecuencia ayuda a generar un vínculo conmigo mismo. Estoy aquí en este presente, sintiendo lo que me digo, escuchando lo que me digo, lo que pasa por mi mente, y lo bajo a papel. Me doy el tiempo para leer lo que por dentro me estoy diciendo y estoy decretando y lo escribo. Ordeno mis pensamientos. Exploro mis emociones. Busco mis sueños. Recorro mi pasado. No escondo mis errores. Soy plenamente honesta con mi propia experiencia de vida. Y me acompaño. Estoy para mí. Me estoy. 

(texto en construcción. Continuará).

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