Me hubiese gustado tener tobillos delgados. Ser la promesa de cisne y plumas blancas. Pies de bailarinas. Pero tengo estas empanadas raras con dedos flacos y plantas rotas.
Son mis pies la parte que más rechazo de mi cuerpo. Aunque también podría decir algo de mis rodillas, de mi culo. De toda una exuberancia que se desarrolló sin que a mí me diera tiempo a comprenderla.
Esto que escribo es una muy mala noticia. Mis ojos no me aprueban. No aprueban una rodilla. No aprueban unos dedos. No aprueban un culo. No aprueban una panza. No aprueban unos muslos. No aprueban.
Me desprecio a mí misma. Y tengo las plantas rotas.
Tuve un Amor que una vez apoyó su pera suelo y dijo: tenés tobillos anchos. No dijo feos, pero yo comprendí que eran feos, porque los bello es fino y esbelto. Yo no sabía que mis tobillos eran anchos y feos. Viví 36 años con tobillos, y ahora son anchos y feos. Soy Eva cuando se entera de que está desnuda.
Eva, en loop, danza y ama desnuda; Eva, en loop, se entera de que está desnuda. Se mira. Comienza a odiarse a si misma.
Podría decir que no, que yo me amo, como instan tanto en las redes sociales y en las publicidades, sin estimar que el proceso de amarse es un proceso más violento. Primero hay que mirar con certeza y sentir con certeza y admitir con certeza que no, no me amo. Es más, me desprecio. Mis plantas están rotas.
Y aún así, habrá que buscar el final feliz todas las veces que uno precise.
Es imposible odiar unas rodillas. Es imposible odiar unos pies. Un tobillo. Una panza. No es lógico. No es posible odiar. Eso no es real. Me lanzo de cabeza en busca de la verdad. Nado hacia las profundidades del océano de mi espíritu. Las aguas se van haciendo cada vez más frías y cada vez más oscuras. Los rayos del Sol no penetran hasta aquí. Todo lo que aquí hay es Gran Misterio. Yo misma en la eternidad nadando en la delicadeza de la noche del Alma de la Creación. Llegó a sentir y vomito algo que es mezcla de tonterías y recuerdos. Dolía mucho. Ya no duele más. Nado como renacuaja. Con la levedad de la meditación de un cisne.
Mis tobillos danzan y la gracia vive en mí.
Pequeñas patas de ave a punto de elevarse y volar.
Vuelo como mujer. Salto como hembra.
Hay un Gran Misterio alojado dentro mi corazón.
Fuerza y Verdad.
Salud y Amor para todos los seres sintientes.