Tres colibríes se posaron sobre mi pecho. Uno ablandó con sus patitas lo que guardaba mi corazón; el otro levantó con su pico las lágrimas que de mí salían y regó las flores del jardín humano; el tercero me llenó de plumas y, en un abrazo, me recordó lo verdadero. Pero olvidé; y, como tan rápido volaron, me encontré sola sin la posibilidad de una nueva oportunidad. Me quedé tendida bajo el Sol, saboreando la sombra del recuerdo, como un fantasma o un ángel.

Varios
Variaciones sobre Aurora Venturini
La sensación es que algo se nos estuvo escapando durante estos años; que miramos poco. Había alguien oculto en La Plata que producía literatura –literatura